conejoxxx

Tenemos millones de posts estúpidos que nunca leerán.

Antigüedades

Hace unos años me fui a pasar unos días a Solís, en pleno Agosto, completamente solo. Un cuaderno, un libro, mi discman y yo. Aguanté 3 noches heladas, entre fideos sosos, leña mojada y ruidos raros.
Las cosas que aquí transcribo, fueron escritas durante ese tiempo; la vergüenza y la inocencia son armas letales.


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Ese destello mojado, ese reflejo ocre
es el que te define como una criatura urbana;
esa melancolía impregnada en el asfalto húmedo de la noche,
en los zaguanes con vista hacia la plaza,
con sus copas gastadas y sus estatuas letárgicas.
Esa luz de mercurio, ese viento de solapa,
viene a recordarte de dónde sos.


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El cielo se volvió eléctrico, al menos por un momento,
arrancando siluetas a mis árboles testigos.
El aire guardaba racimos de particulas atraídas por el suelo.
El suelo estaba lleno de manchas de tinta azul.
De un lado de la casa se escuchó un ruido violeta,
separando la noche de la ventana sucia.
¿Dónde estabas vos a todo esto?
¿Me habrás oído gritar tu nombre en el bosque?

Me senté en la cama a escribir las paredes,
despojándome de mis pieles de cebolla.
Sometí a la oscuridad con mi mesita de luz,
manipulando la soledad que me había elegido.
Esa noche fastidié a las viejas pesadillas;
mis pociones no pararon de burlarse de ellas.
¿Dónde estabas vos a todo esto?
¿Me habrás sentido golpear el continente?

me imagino la muerte

me imagino la muerte:
todas las personas que quiero, juntas, en un lugar. Todas esas que quise siempre, incluso antes de haber nacido, todas esas personas que fui conociendo, todas esas que me conocieron de alguna u otra forma, todas las caras nuevas, todas las caras viejas, todas esas caras eternas, personas que me influyeron, personas que me consolaron, que me enriquecieron. Las que conocí a lo largo de muchos años, las que conocí 5 minutos, las que no pude llegar a conocer bien y las que conocí demasiado, las que conocí hoy y las que conocí ayer, las que me hubiera gustado conocer.
Y todos están sonriendo.
Y el paisaje es una mezcla de sierra, bosque y mar. Con mucho del balneario Solís pero con el agua de Rocha, de La Paloma, y con los peñascos de Minas, de Lavalleja, el aire limpio y puro, y todo junto ahí, apelmazado y sin fronteras. Y hay una puesta de sol eterna, un loop infinito de esa hora del día donde al sol se le ocurre esconderse, y se repite una y otra vez, como cuando el cuarto te da vueltas cada vez que llegás mamado. Y el cuarto no deja de girar aunque estés en el mismo lugar; eso. Y el sol se pone una y otra vez. Y la luz es divina, mágica, sobrecogedora. Y está todo en silencio, pero hay música, hay gente hablando, riéndose, hay sonidos que conocés pero no son producidos por ningún instrumento; hay voces cantando melodías que siempre existieron. Hay fuego, fogata, calor. Y bebidas frías. Hay sabor.
Y me voy. Y vamos.
Vamos hacia la playa; una ola gigante de un azul verdoso profundo viene a buscarme y me abraza, y me conforta y me lleva hacia su interior, y me confundo con ella, y yo soy ella y ella soy yo, y no hay agua, no hay nada, pero está todo. Todas las manos de esas personas, todos los rostros, me sonríen, me abrazan al mismo tiempo, todo empastado. Y los miro a las caras, a todas las caras, al mismo tiempo, como si tuviera ojos de mosca, con mil celditas, y pudiera ver todo y todos. Y todos ríen, guiñan con aire cómplice, festejan, me hablan de belleza, me cuentan los mejores chistes, las mejores escenas de Los Simpsons y de películas. Las mejores frases de Les Luthiers y pedazos de letras de canciones se leen en sus ojos, como un teleprompter de carne, me miman, me hacen sentir bien. No tengo miedo. No hay miedo. Todos me creen. Y todos están contentos. Están contentos de estar allí. Y yo también.

¿Entonces?

¿Qué queda por hacer? ¿Qué no queda por hacer? ¿Qué queda por no hacer?
¿Qué no queda por no hacer?

¿Qué nos queda? ¿Qué les queda?

¿Quién la queda?

¿Quién se queda a presenciar conejo 2007?

Conejo despide el año, o el año despide a Conejo

Saliendo un poco de la línea de los posts reflexivos y digestivos, y proponiendo algo mucho más directo y efectivo, queríamos anunciar por este medio que:
CONEJO toca en vivo el Martes 27 de Diciembre de 2005, en BJ, junto a Plan B, y Closet, en un toque imperdible para despedir el año como se debe.
No me digan que tienen que hacer algo un Martes 27 de Dic, porque es mentira; es una excelente fecha para que alguien te llame y te proponga ir a ver a una bandita, tomar una cerveza y tratar de que el año termine de una vez por todas, antes que termine con nosotros.

Closet, Conejo y Plan B
BJ:bar
Soriano 820 esq. Andes
Martes 27 de Dic. 23hs.

La canción (click here)


Estoy enfermo. Me agarré un virus que anda en la vuelta, y ataca directamente el aparato digestivo. Ando con diarrea, vómitos y fiebre. Nada mal para un Domingo; al menos pasa algo distinto alguna vez.
Es irónico que este nuevo post este nuevamente relacionado con alguna de las fases de la digestión (o indigestión, en este caso); será que, justamente, lo que hace uno "posteando" es nada más ni nada menos que "vomitar", "eliminar", lo que uno tiene adentro y posee escasas formas y oportunidades de sacarlo.
No sé si mi "post" guarda alguna relación con todos estos temas; quizás mi cuadro clínico actual me incite a hablar de ciertas cosas que quizás normalmente no tocaría. No sé si les pasa a Uds., pero generalmente, cuando me encuentro enfermo, pero enfermo posta; en cama, termómetro al lado, botella con agua, remedios varios, pila de revistas interminable, lo que me sucede es un irrefrenable necesidad de hacer cosas.
Desgraciadamente, ya sea irrefrenable o no, yo tenía que hacer cosas, tenía obligaciones, tenía que terminar pendientes este Domingo, pero este bicho se me metió de un momento para otro en mi organismo y me liquidó en unas horas, incapacitado de mover un dedo (aunque el intestino no saben cómo lo movía...).

Recomiendo que entren al link que propongo en el título del post; se trata de un video animado de una canción de un grupo indie-folk inglés, muy recomendable para todas aquella personas sensibles y receptivas. Y poco recomendable para todos aquellos que buscan pornografía gratis por Internet.
Este link me lo pasó alguien al cual estoy eternamente agradecido por haber casi "confiado" en mi sensibilidad, sabiendo perfectamente que yo lo disfrutaría mucho.
La canción me entró directamente por las venas, quizás ayudada por una coyuntura especial en mi vida que me hace estar más abierto a este tipo de sensibilidades (¿"sensibilerías", "sensibilices", "sensiblezas",? naa....).
Y justo hoy, en el pico de mi convalecencia, cuando el organismo se rinde definitivamente al hecho de que está enfermo, y empiezan a sucederse todos los síntomas, y empiezan a desfilar los medicamentos por la boca, apelé nuevamente a esta "cancioncita del tractor", que escucho cada día; pero esta vez era diferente, porque mi cuerpo estaba deshecho, y por ende las cosas se perciben distinto.
Me puse a pensar entonces cómo uno recibe distintas cosas por distintas vías; y me sometí a tal expermiento (cual cobayo) de escuchar esta canción que me emociona mucho, mezclando a su vez, todos los chuchos, malestares, dolores de cabeza, arcadas, y demás parafernalias virales, y logrando una experiencia total, tanto emocional como corporal.
Bueno, no es para tanto. Fueron sólo los 4 minutos que puede llegar a durar esa canción (y me acuerdo que aparte en ese momento, me estaba tomando la fiebre); pero igual me basta para pensar que un solo ratito de esos, te puede salvar la vida. Que si hubiera más canciones cómo esa (que las hay, ¿eh?, no soy tan pesimista al respecto), el transcurrir diario se vería enormemente mejorado; y siempre tendrías a mano una canción ideal para cada momento ideal, que condimente cada momento de uno, que lo potencie, o que lo haga más llevadero, o que provea de fuerzas o ideas para llevar adelante ese momento trancado o indeciso que uno puede estar viviendo.
Hace unos días, comentaba con algunas personas, obedeciendo a un estado emocional particularmente delicado, cómo uno se encarga de encontrarle banda sonora a la vida; y de que a cada situación, o a cada sensación, uno puede revolver en su archivo musical personal, y encontrar la canción perfecta para ambientar ese momento.
Me veo a mí caminando por ahí, o asistiendo a alguna tarea o compromiso en particular; o hablando con alguien, tomando una cerveza, discutiendo o lamentándose, divirtiéndose o aburriéndose (y todo esto me lo imagino en Cinemascope), y entonces también me empiezo a imaginar la banda de sonido de todo eso; el tema para cada ocasión, los enganches, los estribillos, pequeños retazos de estrofas, o simplemente frases o palabras, que indican exactamente lo que uno está sintiendo.

O será que uno es tan estúpido, o incapacitado, y cómo uno no sabe bien qué es lo que siente, y no sabe como solucionarlo, busca entre sus cantautores favoritos algún indicio, alguna pista que te haga ver una solución, que te alimente la esperanza, o yo qué sé; capaz que todo lo contrario, que te haga bien mierda el corazón, y te confirme plenamente en tu depresión, en tu frustración.

Como siempre, no sé bien a qué iba con todo esto.
Por lo pronto, eso; visiten ese link, esperen que se cargue la canción (demora un ratito, no sean impacientes), y si por esas casualidades, sienten algo parecido a lo que estuve expresando, ¡cuéntenmelo!.

Entre todas estas horas de semi-conciencia contenida, malestar implacable, y caótica energía creadora, me enganché con una revista Vogue de modas; y mientras la ojeaba me vino a la cabeza cierto cuestionamiento, que se alimentó con otro artículo que había leído hace muchísimo en el semanario Brecha (Brecha mezclado con Vogue, ¿qué tal?, un verdadero impacto cultural, ¿eh?). El tópico resultante era la concepción de los valores juveniles y cómo se ha invertido la balanza en estas últimas décadas.
No voy a repetir ni transcribir ni describir qué decía cada una de estas revistas; lo que me cuestionó y cuestiona, era el hecho de que actualmente el valor más difundido y apreciado en el mundo, es el de la juventud. Cremas anti-arrugas, cirugías, liftings, liposucciones, colágeno por doquier, tinturas, championes, prendas de colores, broches, peinados, looks aniñados varios, música "liviana", comida rápida, bebidas gaseosas que te aseguran el éxito y la eterna juventud, avisos con atardeceres en playas colmadas de gente jóven y "linda". La lista es larga. Esos son los valores que nos venden por televisión; o en cada aviso de cada parada de ómnibus; y es a aquellos a donde todas las personas apuntan; ya sea los viejos, tratando de ser jóvenes, o los jóvenes, renegando de las ventajas de la vida "adulta" y tratando de "mantenerse" en la onda, en la moda, en la frescura, y los consiguientes beneficios sociales que ello acarrea.

Pienso:
el permanentemente inútil intento que hacemos todos por tratar de congelar el tiempo, no hace otra cosa que confirmar el paso de éste.

"En un rato, lo nuevo será viejo", dijo una persona amiga.
Es momento de tratar de hacer algo con nuestras vidas.


Es momento de tomarme un Perifar.
Por favor, alguien que me haga recordar que no debo escribir en este estado...
no deseo (ni puedo) opacar el estupendo post abajo escrito, pero no puedo evitar compartir lo siguiente: es tremendamente divertido ver como los comments negativos se repiten, uno atrás de otro, de manera anónima, denotando la total incapacidad del critico de no entrar más a este blog que tanto odia. ¡¡¡salúd a los idiotas que tanto nos dan de comer!!!

Luciérnagos


Como mi compañero de directiva proclama en el post anterior que los blogs son aburridos, no me voy a molestar en lo más mínimo en tratar siquiera de elaborar un "post" digno y coherente (Dingo y Cohen-erte).
Estos días, son días raros, variados, rápidos, fríos y cálidos al mismo tiempo; uno no se puede detener a pensar si está escribiendo algo enriquecedor y valioso, no se puede entrar en detalles acerca de cómo repercutiría en cada ser (por llamarlo de la manera más benévola) que lee este blog, las frases que uno vierte en días como estos.
Recién estuve ojeando una revista de diseño Colombiana, sentado en el water, cagando, haciendome un break en el laburo (y otro break en el culo). El tópico era por demás interesante (el de la revista, no el del inodoro); hablaba de esa entidad llamada ciudad, en la que todos vivimos y tratamos de convivir, esa desviación histórica de lo que fue la "pólis" griega, ese concepto que aquellos grandes filósofos pensaron como lugar de convivencia y aprendizaje, disfrute e intercambio. Un lugar físico pero sobretodo mental, donde los "ciudadanos" podrían alcanzar estados de felicidad puros y variados.
Por supuesto que el presente "post" no tiene nada que ver con todo esto; no tengo la más puta gana de empezar a escribir acerca de las ciudades, imagináte.
El comentario vino porque en determinado momento mencionaba la corrupción de ese concepto de "ciudad" mediante la tecnología; "los impulsos eléctricos", fue el término que usaba, más precisamente.
Entonces, empezó en mi un viaje mental através de esa reflexión, que coincidió justamente con el viaje que emprendió uno de mis "regalitos", através de las cañerías de la casa...
Porque, coño, qué más propiamente incorporado puedo tener esa idea de corrupción de las ideas, si estoy acá, escribiendo estos desvaríos, frente a una computadora, una masa de texto, que luego navegará virtual y realmente, hacia otro lado, y aparecerá en otra pantalla, que a su vez, podrá ser vista por millones de personas en todo el mundo, simplemente si ellas quisieran (por suerte, la gente no es tan estúpida).
Entonces empiezo a pensar en lo fácil y cómodo que es preguntarle algo a alguien por Messenger y conseguir la respuesta inmediata y satisfactoria de un deseo del momento. Hombre, si hasta te podés pasar archivos y todo, MP3, fotos porno, una letra de una canción, o un archivo de Excel. Podés ponerle una fotito a tu identidad, y hasta hay dispositivos que transmiten tu estado de ánimo con un macaquito; y también están los odiosos "emoticons" (que en inglés se debería pronunciar algo así como: "emoushaicons", pero nosotros les decimos a secas: emoticons), y que le ahorran al usuario torpe un montón de palabras inútiles que no sabe como se escriben o que siquiera existen, simplemente para expresar que estaba contento. Tampoco entiendo todavía qué gracia puede llegar a tener poner la carita de Silvio Soldán riéndose. Ni que hablar de mis bienamados "fotologs"; si, como dice, mi compañero de directiva, los blogs son aburridos, es también bravo salir ileso del Océano del Fotocoso, donde la avalancha de información es tan grande como vacía. Las personas se hablan sin parar, y se exponen visualmente, y se someten al juicio de otros "fotologgers" que los sentenciarán despiadadamente, o bien encontrarán almas gemelas que gusten de compartir ese tipos de actividades, y se formen comunidades y círculos. Todo en una pantalla. Formidable. Hasta yo me hice un "fotocoso".

Pero es evidente que hay una necesidad básica de comunicarse; y también una ausencia inllenable de ideas.

Como todo en la vida... no, no, vamos a cambiar el arranque, porque eso suena a vieja chocha sentada en la vereda... veamos, este... lo que quiero decir, es que esto que ocurre con la autopista de la información es un fiel resultado de algo que se repite a otros niveles en la vida; sólo que me parece que nos está resultando un poquitín exagerado. Supongo que uno, al encontrar cosas de una manera fácil y accesible y cada vez más rápida, termina no solamente afiliándose a esos procedimientos, si no también, de alguna manera, desvalorizándolos. Ahora no creo que pase aún, pero dentro de poco tiempo, tener o no celular va a ser una medida social clave en la interacción social (me voy a tener que comprar uno urgente, o voy a terminar solo, nooooo!).
Me pregunto entonces que pasó con la charla, con las palabras, con la conversación íntima, con la piel de cada uno, con el contacto físico, con el cruce de miradas; hoy por hoy es todo más un cruce de "comments" en un "post", que otra cosa.

Más que otra cosa, me pregunto; dónde está el misterio.

Seguiremos conectados a la Matrix sin darnos cuenta, por muchos años más, hsta que nuevos avances tecnológicos nos hagan caer en la cuenta de que estuvimos "desactualizados" y que tendremos que cambiar de computadora, de celular y de cerebro, para poder absorver toda esa avalancha de información, toda esa imposición de los medios que nos hacen creer que la felicidad está en una pantalla.

Pues no; me niego. En todo caso, está en una canción, o en la piel de una mujer, o un buen atardecer regado de cerveza. Pero la computadora que estoy usando, la pantalla que estoy mirando, y el espacio en la web que estoy ocupando, es solo un instrumento. No me olvido de eso.

Y como está de moda por toda la web hablar en inglés, les digo:

Use Your Heads


Chau, chicos.