¿Por qué estoy tan enojado hoy?

Este es el otro Conejo; el negro, el que es rock y no brilla.
No sé porqué estoy tan enojado hoy. Será el clima indeciso de la primavera electoral. Pero esa frase la tendría que hacer Vázquez Melo presentando el reporte del tiempo, o el "Mudo" González hablando de estadísticas. A mi no me interesa. Vi explotar el día antes de la mañana, y después se volvió todo gris y no sé por qué.
Echaron a un compañero de laburo hoy; quizás lo invitaron a irse de la mejor forma posible, pero ¿cuál es?, el resultado es el mismo. Un ratito antes de salir, lo vi irse y no necesito años en una empresa para conocer a las personas, para adivinar en su cara un gesto de tristeza desesperada. Pese a que quizás no compartí nada con él; ni siquiera lo estaba empezando a conocer, simplemente compartíamos un espacio, unas horas cada día. Pero estaba bien eso. Eran buenos sus mates, y no por el sabor, quizás estaba bueno que me los ofreciera nomás. Y eso ya es algo. Yo entré hace poco y el había entrado hace un poquito menos poco que yo, pero ya está en la calle de vuelta, y hablando con él no costó darme cuenta de que en realidad él necesita ese laburo muchisísimo más que yo. Pero con qué propiedad puedo yo decidir eso, no lo sé. ¿Y por qué estoy tan enojado?
Será la Internet que cada día anda más rápido, y a mi el cerebro cada vez me funciona más lento. No hace bien, no. Escribís esto y es sólo un conjunto de bits, ceros y unos, agrupados para que formen letras y palabras que alguien pueda leer. Es demasiado, desisto. Hace un tiempo visité la página de un diseñador del primer mundo que hacía algo parecido a esto de "postear" (palabra a la cual todavía no le he encontrado traducción, y que por lo tanto la "anglosajoneamos" como todas esas palabras que gritan por MTV, tanto conductores cómo "artistas"). Y era muy romántico su propuesta, rómantica y boluda; acompañada de imágenes sacadas con alguna cámara digital primermundista, con algun escenario de fondo primermundista, en algún subte o algún parque primermundistas, con actividades primermundistas, y frases lindas, e inquietudes políticamente correctas. Y estaba todo lindo. ¿Por qué no? Qué lindo que sería ser así, primermundistas sin culpa, sin restricciones. Me puse a pensar, por qué no, a encontrarle alguna falla, en mi código moralista, en mi subconsciente seudo-revolucionario. Pero no encontré nada. Me parecía interesante aplicar esa vida que este tipo tan loquito llevaba a la red. Me levanto de mañana y todo me parece tan artístico, tan relatable, el amanecer, las luces apagándose, y las otras prendiéndose, la gente en bicicleta, los pájaros que todavía se oyen.
Hasta romántico me parecía ver pasar un carrito, tirado por algún matungo medio descalabrado, parando en los contenedores del edificio.

Pero no era uno. Ni dos. Eran varios. Fueron muchos. Son más.
Un carrito pasando uno atrás del otro, cargados de no sé qué, y cargando no sé qué más. Yendo y viniendo. Antes que mi ómnibus siquiera se dignara pasar. Y el pavimento tapizado de folletos rojitos procelitistas hablando no sé qué de un spot censurado. No entendí mucho. Ya dije que no me interesa.
Pero si no fué el primer ni el último carrito que pasó o que pasaba, ¿por qué estoy tan enojado hoy?
No pude evitar sentir esa pegajosa sensación de desesperanza; de meter la pata en el bondi, y sentir que todo sigue siendo medio una mierda, y uno no está haciendo nada para cambiarlo. Y de más está decir que escribir todo este vómito de bajones, no le va a aportar nada al mundo; quizás algún internauta perdido lo lea, y se sienta identificado, o quizás más aún, me brinde algunas respuestas que desconozco, o me discuta cosas con las cuales no está de acuerdo. Si así fuera, serviría pero todavía no sé por qué sigo enojado.
La pregunta es: ¿si estoy tan resentido, tan desesperanzado, tan caliente con todo, tan pesimista, tan desilusionado, tan cansado de toda esta mierda, por qué me dan las ganas todavía para escribir acá?
La respuesta es fácil.

Porque estoy enojado.