conejoxxx

Tenemos millones de posts estúpidos que nunca leerán.

que complicado que es estar del lado oscuro...
que hoy es el más claro...

El partido

Ayer no pude evitar encontrarme enfrente de una tele viendo el partido de Uruguay.
No sé que impulso perverso es el que me lleva a someterme a esas casi dos horas de impúdica acción seudo-futbolística, masiva y mediática. Quizás sea la excusa perfecta para compartir una o dos cervezas con amigos; comprar maní y pali chips; conversar y trasnochar un miércoles de noche, que en cualquier otra semana común y corriente es solamente el día más lejos entre dos fines de semana.

Más allá de las características deportivas del asunto, la performance individual de cada jugador, el fervor publicitario, y la irrefrenable sensación de que en cualquier momento te hacen la boleta, mi verdadera motivación para vivir tal experiencia era la incertidumbre; una mezcla difusa entre las ganas de ver ganar al cuadro de uno, y las ganas de que todo se acabe de una buena vez, y que ese sueño cuasi-menemista del fútbol uruguayo, dónde parece que está todo bien, y está todo como el orto, se acabara de una buena vez, e hicieran sentar cabeza a más de uno acerca de una reputación deportiva inexistente y un teje y maneje corporativo que invade hasta la última instancia del fóbal. Uno no sabe si es "el partido de Uruguay" o es Uruguay el que está partido. Al medio.

Me volví a casa caminando, tarde, sabiendo que aún me quedaba un cacho de laburo por terminar. Las calles estaban vacías, no sé si habrá sido por la hora, porque estaban todos dormidos, o quizás festejando una sosa victoria.

Estaba reflexionando sobre todo esto, medio cansado y medio dormido, pero una piña en la cara me hizo volver a la realidad. Dos guachos pobres se estaban haciendo un festín con una enorme bolsa de residuos en la esquina de casa; hurgando, clasificando, separando, revolviendo, comiendo; uno de ellos le prendió de frente y mano a un tetra-brik de jugo de naranja Conaprole que todavía tenía contenido.

Los miré un ratito, breve, cosa de no quedar como un gil, y seguí mi camino de vuelta a la dulzura de mi hogar, pensando:

Uruguay nomá